Historia de los vestidos de novia

Descubramos cuál es la historia y cuáles son las tradiciones y costumbres relacionadas con el vestido de novia y su color.

Sin duda, es muy útil e interesante navegar por los antepasados de nuestros actuales vestidos de novia para conocer sus tradiciones y peculiaridades… y así poder hacer una elección más informada.

Historia del vestido de novia

Empecemos por la antigua Grecia: las futuras esposas, como vestido de novia, llevaban la habitual túnica adornada, sin embargo, con cordones que rodeaban la cintura. En sus cabezas también llevaban coronas de mirto, la flor sagrada de Afrodita, la diosa del amor.

En la antigua Roma, en cambio, el día de la boda se decoraba la casa con coronas de flores, mirto y laurel, y las novias llevaban una túnica blanca, ceñida a la cintura por un cinturón de lana, cuyos extremos se anudaban de forma especial contra el mal de ojo. La túnica blanca estaba cubierta por un gran manto de color azafrán y del mismo color eran también los ricos zapatos que llevaban en los pies, alrededor del cuello llevaban un collar de metal. El cabello se dividía en seis trenzas, recogidas desde la noche anterior en una red roja, y se cubría con un velo de color rojo rubí, naranja o amarillo que cubría la frente y se detenía con una corona de mirto y azahar.

En la Inglaterra del siglo XIV, las muchachas se vestían con ricos trajes de novia, pero llevaban en la mano ramitas de romero, que simbolizaban el recuerdo y la fidelidad. El romero también es una planta fuerte y resistente, aunque al principio crece lentamente y con dificultad, por lo que tradicionalmente se elige como símbolo del amor femenino.

En la Edad Media, el vestido de novia era típicamente rojo, símbolo del amor ardiente, y se cosía con tejidos preciosos como terciopelos, brocados y damascos.

En la época napoleónica, el púrpura fue sustituido por colores pastel, con vestidos de estilo imperio ceñidos bajo el pecho.

La primera mujer que llevó un vestido de novia blanco, de la que hay constancia histórica, fue Ana de Bretaña en su boda con Luis XII. Le siguió la reina Victoria en 1840, que sustituyó el vestido de novia blanco por el plateado que se utilizaba hasta entonces en las bodas reales: fue ella quien lanzó una verdadera moda.

Por otro lado, el blanco, además de ser un símbolo de pureza y blancura, daba una nota de elegancia extra al evento, diferenciándolo de los colores normales de la vida cotidiana que normalmente eran más oscuros por ser difíciles de ensuciar.

Hoy en día, el blanco y todas sus tonalidades son los colores más utilizados para los vestidos de novia, y se convierten en un imprescindible para las bodas elegantes y formales.

El color del vestido de novia

A la hora de elegir el color del vestido de novia, existen supersticiones populares que indican cuáles son los que dan suerte y cuáles hay que evitar.

El más favorecido también por el destino es obviamente el blanco. El azul indica sinceridad por parte de la novia. Timidez verde. Arrepentimiento negro. El marfil predice una vida turbulenta. El marrón y el gris predicen que los novios vivirán lejos o en el campo. Rosa predice pérdidas económicas. El rojo es un deseo de muerte.

La etiqueta dice que todos los invitados deben evitar el color blanco en su atuendo, al igual que tradicionalmente se evita el negro, aunque hoy en día este último color se utiliza mucho, especialmente para las recepciones nocturnas.